Exposición Canina Mundial de la FCI 2014 – Helsinki (FI), del 8 al 10 de agosto

El principal evento del año de la FCI ha finalizado y permanecerá en la mente de todos como el símbolo de lo que debería ser una exposición canina perfectamente organizada.

El año 2014 ha sido para Finlandia el 125 aniversario de su creación. Fue un motivo excelente para que los finlandeses solicitasen la celebración de la Exposición Canina Mundial de la FCI 2014, 16 años después de haber tenido el placer de reunir al mundo del perro con motivo de la Exposición Canina Mundial de 1998, con una interesante inscripción de 15.300 perros.

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Y. De Clercq
Director Ejecutivo de la FCI
La domestication y las primeras utilizacionas del perro (parte 2/5)

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Bernard DENIS, Francia
Profesor Honorario de la Escuela Nacional de Veterinaria, Nantes
Ex-Miembro de la Comisión Científica del FCI

¿Dónde se empezó a domesticar al perro?

Con diferencias según las especies, en el pasado hubo modos relativos al número de centros de domesticación. Las interpretaciones se basan en dos corrientes generales: el multicentrismo (domesticación repetida, paralelamente o en periodos diferentes, en diversas regiones del globo), o el monocentrismo (un solo centro de domesticación, por ejemplo en Oriente Próximo, a partir del cual se difunde la especie doméstica). Aunque el monocentrismo sea probable para ciertas especies (asno, pavo, etc.), el perro es la especie tipo candidata al multicentrismo, porque es evidente que a partir de una cierta fase de su evolución, los cazadores-recolectores intentaron domesticar lobos que ocupaban el mismo territorio que ellos, incluso utilizándolos como alimento.

En 2002, investigaciones en genética molecular llegaban a la conclusión inversa: la domesticación habría tenido su origen en el lejano oriente, desde donde se habrían difundido todos los perros.9 Esta tesis ha suscitado no pocas reacciones entre los arqueólogos que, a la espera de nuevos datos, se atienen a su concepción multicentrista clásica. Las pruebas más antiguas de perros conocidas actualmente se encuentran esencialmente en Oriente Medio y Próximo Oriente, así como en Europa – principalmente en Francia, Alemania y España-, pero también en Asia e incluso en América del Norte. Parecen muy dispersas, lo que apenas es compatible con una difusión precoz a partir de un solo centro de domesticación. La domesticación del perro se efectuó probablemente en muchos lugares del mundo y de forma mayormente independiente.

Grabado prehistórico del sur de Orán, GouiretbentSaloul, Argelia

No obstante preocupados con los datos aportados por la genética molecular, los arqueólogos afirman que la migración de perros hacia el Oeste a partir de un hipotético único centro de domesticación en el lejano oriente habría sido en realidad de lobos asiáticos (las migraciones de lobos se conocen bien) que se habrían cruzado con lobos occidentales, de ahí los problemas ulteriores de interpretación genética.10 De todas formas, otros estudios genéticos más recientes sugieren que varias poblaciones de lobos habrían contribuido a la formación del perro actual, reforzando la tesis clásica del multicentrismo.11

Si partimos del hecho de que las ideas no han terminado de evolucionar con los trabajos de genética molecular, podríamos referirnos a un artículo publicado en 2010 que considera que el centro principal de domesticación del perro es medio-oriental, y no asiático. A él se añadirían probablemente centros secundarios de domesticación, particularmente en China y en Europa.12

¿Por qué domesticamos al perro?

Tradicionalmente, se ha admitido que el hombre domesticó a los animales con fines de utilidad. Aunque sea cierto que una especie no útil o que no presente superioridad respecto a una especie ya domesticada tenga pocas posibilidades de convertirse en doméstica, la idea de que la domesticación obedezca en un principio sólo a razones estrictamente utilitarias tampoco es muy convincente. Las ideas alternativas son principalmente las siguientes:

  • como todas las civilizaciones utilizaron animales domésticos en un contexto religioso (por ejemplo divinizándolos u ofreciéndolos en sacrificio), algunos creen que “el hombre primitivo habría alimentado en un principio a su tótem, pero paulatinamente la inspiración le habría llevado a convertir dicho tótem en un elemento utilitario en su sentido doméstico”13;
  • otros creen que la domesticación llegó a serlo más o menos por sí sola, sin que el hombre se diera cuenta de cómo se iban reforzando los lazos sociales entre él y el animal;
  • la tesis más reciente es que la domesticación respondería primero a una lógica de seducción y de poder sobre el animal, antes de ser puesta al servicio del hombre.14

Sea lo que fuere, es imposible separar en el tiempo una fase de domesticación que habría respondido a causas específicas y la fase siguiente de utilización de los animales: en un periodo largo ambas fases convivirían, habida cuenta de que el potencial utilitario de los animales se llegaría a conocer con rapidez, sin duda.

¿Qué ocurrió entonces con el perro? Prevalece la idea de que éste fue al principio un preciado auxiliar del hombre para la caza, pero, además de que esto no está bien confirmado por las prácticas actuales de las sociedades de cazadores-recolectores (ver más abajo), podría tratarse precisamente más de un modo de utilización muy precoz que de razones de domesticación en sí misma. Las tres ideas alternativas citadas anteriormente pueden aplicarse perfectamente al perro, siendo tal vez la primera la más relevante. En efecto, los vestigios óseos caninos más antiguos, que no revelan ningún rastro de consumo – la cinofagia es mucho más tardía-, suelen incluirse en un contexto ritual, apareciendo incluso dentro de sepulturas humanas. La asociación del perro con las costumbres funerarias, precoces y universales, puede aparecer como un testigo de las formas primarias del sentimiento religioso, de la relación con lo sagrado y de la creencia en un más allá. La función ritual del perro podría haber sido por tanto la primera forma de su utilización, constituyendo una suerte de condición previa a sus otras “utilidades”, que se revelaron numerosas y diversas.15

9 : SAVOLAINEN, P. et al., « Genetic ev- idence for an East Asian origin of do- mestic dogs », Science, 2002, 298, 1610-1613.

10 : VIGNE, J.D., op. cit. (ver nota 4).

11 : VILA, C. et al., « Genes of domestic mammals augmented by backcross- ing with wild ancestors », Trends Genet., 2005, 21(4), 214-218.

12 : Von HOLDT, B.M. y al. (36 autores), “Genome-wide SNP and haplotype analyses reveal a rich history underlying dog domestication”; Nature, publicado on line el 17 de marzo de 2010 (www.nature.com/nature).

13 : La expresiónes de LEROI-GOURHAN (citadapor: DENIS, B., “La domestication: un concept devenu pluriel”, INRA Prod. Anim., 2004, 17(3), 161-166.

14 : Cadauno a sumanera, SIGAUT y DIGARD, en Francia, desarrollaronestatesis: SIGAUT, F., “Critique de la notion de domestication”, L’Homme, 1988, n°108, 59-71; DIGARD, J.P., L’homme et les animaux domestiques. Anthropologie d’une passion, Coll. “Le tempsdes sciences”, Fayard, París, 1990 (reeditado en 2009).

15 : LICARI, S., « Fonction rituelle du chien : première utilisation ? », Eth- nozootechnie, 2006, n° 78, 115-119.